miércoles, 23 de junio de 2010

Barcos arrastreros extraen involuntariamente del mar balear ánforas romanas y fenicias que colocan en el mercado negro por miles de euros la pieza

El expolio del patrimonio histórico artístico que yace en el fondo marino de las aguas de las Illes Balears no se detiene a pesar de estar penado con privación de libertad y sanciones económicas. A las actuaciones premeditadas se suman otras, que se podrían calificar de involuntarias, realizadas por arrastreros que con sus mallas sumergidas a más de cien metros de profundidad barren los fondos marinos capturando los crustaceos y moluscos para los que tienen autorización y, en algunas ocasiones, ánforas de diferentes culturas cuyos pecios no están localizados por Patrimonio y, por tanto, tampoco catalogados. Juristas y arqueólogos coinciden en la necesidad de incrementar el personal y los medios materiales y económicos que ayuden a
proteger el patrimonio cultural subacuático del litoral español y la ribera Mediterránea, donde los expertos calculan que se encuentran más de 50.000 pecios submarinos, la mayor parte sin descubrir.
Estas piezas arqueológicas, 'capturadas' involuntariamente, no son entregadas al Museo de Mallorca o a la Guardia Civil, como habría de hacerse en el caso de que fueran extraidas en aguas de la isla, sino que son vendidas por cantidades que oscilan entre los 1.000 y 5.000 euros la pieza, dependiendo de su estado de conservación.
La mayoría de los expoliadores profesionales provienen de Francia, Suiza y otros países europeos. Las piezas que obtienen de sus inmersiones pasan a nutrir el mercado negro, pero también se llegan a vender en públicas subastas después de someterlas a un proceso de 'legalización' en paises africanos, como Egipto, donde se le dota de un certificado arqueológico que acredita su extracción en aquellas aguas.
Por el momento, ninguna administración se ha involucrado decididamente en la localización y catalogación de los miles de pecios arqueológicos submarinos que reposan en el fondo marino balear. Sólo se tiene constancia de un ridículo porcentaje y son aquellos que se hallaron más próximos a la costa o a escasa profundidad.

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